Lo que sigue es cortar nuestras cuerdas vocales y meterlas en el teclado de botones triangulares. Sólo recuerda: no sé quién eres, no sé qué quieres, pero toda mi vida pensé que eras algo extraño; algo así como una muela en jugo de limón o como la destreza del esfero al escribir
viernes, 18 de diciembre de 2015
Parpadeo en doce tiempos
Doce años. Pero es como si nada, como un segundo del mismo tiempo que ni una hoja mueve de su sitio. Un mismo cuerpo, una sola mirada en ángulo obtuso. Un mismo impulso que se ahoga.
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