sábado, 25 de mayo de 2019

Sobre mis charlas con mis amigas y el suicidio

Hace mucho tiempo que no llegaba de la calle sin querer desmembranarme por ser quien soy. Hoy algo cambió. Entendí que a veces eso que interpreto como desprecio no es más que la propia proyección de las inseguridades y autodesrecio que otros tienen (sobre sí mismos).

Todo el mundo llega a un punto en donde cosas idiotas, que parecen muy sin gracia, se vuelven relevantes. El respeto  propio como la única manera de sobrevivir y sobrellevar la existencia. En la educación trata de inculcarse: tantos talleres sobre autoestima que se ven como ridículos,irrelevantes, un estorbo, y cuánto hace falta ese verdadero autocuidado para medio entenderse.

Yo me jactaba de mis posibilidades destructivas, hasta que entendí que los únicos perjudicados iban a ser mis padres. Porque nadie me va a felicitar cuando mi vida se consuma. ¿Nadie lo va a celebrar?

En el fondo, creo que pienso tanto en esa posibilidad porque habría sujetos que celebrarían mi pérdida total, y lo alabarían como un arte.

Luego entendí que se olvidarían de eso.

Y que sería como ver una lenteja sobre una mesa café. Hay como una mancha, pero no es relevante. Y la olvidarán. Ya ha sucedido otras veces.

Pero para otras personas, eso sería la perdición total. Y la verdad, me genera desazón.

Para mí misma... siempre he pensado que no es un buen plan dejar un cuerpo vivir tanto. No concibo la idea de una vieja en mí; si ya soy como anciana, ¿cómo será en adelante?

Y me pregunto acerca de quebrantar lo sagrado. ¿Es realmente la vida algo sagrado? Yo no creo que la muerte quebrante un orden precioso. Creo que el suicidio entra perfecto dentro de los planes que se relacionan con el devenir del todo.

Me gustaría saber hacerlo con sabiduría y amor.

lunes, 23 de julio de 2018

Todo lo que escribe mi útero te lo cuento a gritos.
Pero gritos que se esconden en los dejos de mi saliva.
Tomo la servilleta y sobre la mesa duerme.
Ahí está el aliento perdido de mis entrañas
Que quiere solo hablar de la insuficiencia
de nuestros días.

¿Por qué no ser suficiente?
El brillo de los ojos esconde desdenes, un convencimiento sigiloso y descarado.
Carrera que no cesa.
Pisar la vida y olvidarme.

viernes, 18 de agosto de 2017

Artista

Espero a que sus ojos se enfoquen en mi mirada.
Una mirada lenta que nunca llega.
Miradas que solo son voces y gritos
Miradas a los celulares, que se ocultan debajo de la mesa cuando intento hablar.

Espero algún día enseñar algo
Hacer crecer sobre el aire y la nada la comprensión y  el respeto.
Y no desde el grito y la intimidación corporal.

Exigir un poema cuando yo misma no lo escribo. Cuando yo misma como tostacos, en lugar de ser una artista que da vueltas en el aire y con gracia cae sobre el papel y la palabra.

Cómo exigir respeto cuando yo misma atento contra mi cuerpo y bajo la voz en los transmilenios, y guardo silencio si soy violada, ultrajada, si se me trata mal.

Cómo exigir respeto, cuando este mismo no parte desde adentro.

Cómo pensar en empatía, cuando a veces solo anhelo desde el alma que el otro se diluya en las inmensidades de la ciudad, y permanecer por siempre sola en un cubículo de vidrio; llorando porque estoy sola, pero a la vez agradeciendo que la sangre no corre por mis venas de la manera que lo hace cuando los tengo cerca.

Cómo exigir que se me escuche cuando quiero ser olvidada en un parpadear. Cuando pienso y recreo la futura escena en mi cabeza de las cortinas en la mañana corriéndose, y del pequeño cadáver colgado en el armario. ¿Cómo exclamar entonces que todos somos parte de un sistema? Cuando las consecuencias económicas y afectivas sobre el final de mi vida parecen tenerme sin cuidado.

Cómo soñar con camaradería cuando a duras penas sé lo que es una amiga lejana. Y cómo exigir soñar, cuando día a día, desde mis más simples acciones, no logro salir del libreto establecido.

No sé cuánto duraré entonces. Si a simple vista todas las sesiones son relajo, gritos, maquillaje, blasfemias y descontrol. Y de fondo, hay solo alguien que pronuncia palabras, mentiras, como es todo lo de los humanos, por más que padezcan de este problemita de sinceridad que aqueja a los grandiosos. Alguien que pronuncia palabras mentirosas sobre el respeto, y que sueña que con tanta mentira, todo esto finalmente se vuelva  retahíla de todas las mañanas, y sin pensarlo, de pronto, alguien ya no quiera suicidarse más, y el otro, le pida al vecino que haga silencio por favor, sin gritarle.


Y al final, todas las noches, y en los carnavales, cuando lo reprimido sale a flote, entonces los débiles nos matemos y los otros se ataquen con cuchillos y puñales. Y Dios desde arriba sepa que todo lo ha hecho perfecto.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Absurda a la nada

Quise acabar un motivo. Quiero acabarlo. Me entra la determinación (seguridad absoluta) de noche. Mi cuerpo, creo que la cabeza, está cansada.

Considero el daño sobre las cuentas bancarias, sobre las paredes, daño de ausencia, ¿pero qué más esperarían de mí?, y cuando hago esa pregunta es mayor el sinsabor desde la lengua... solo me queda la esperanza del ojo con glaucoma, o la otra vertiente del final irreversible.
¿y por qué? pues para que no me abrumen y silencien.
Para anular toda presión sobre mi cuerpo, que es nada. Todo él dice que es nada. Ellos lo ven en cambio como un nada que podría serlo todo, y es esa impresión lo que me hace entonces tener que ser la nada, para callar reproches. Solo darle leña a las desilusiones.
Me agrada en demasía el tiempo suspendido de las tres de la mañana, pero qué rápido se vuelven las cinco. Y empieza ese estar tan molesto, que no me deja pensar ni desear, que tanto me reprochan.
Me iré a Alazca a vivir eternamente el tiempo suspendido, que no haya luz ayuda a la suspensión. Guatemala extrañará mis pies de nada.

Una cama extraña (verbo) un cuerpo vacío, como un pollo.