domingo, 28 de agosto de 2011

Asesinos de ablupción

Tal vez los asesinos me hicieron refundir las agujas que esperaban sobre mis labios rotos ser aún más enterradas en la profundidad de la carne.
Cuando sencillamente se desliza por mis manos un sentimiento extraño, incómodo pero aislado de cualquier tipo de abstracción.
Cuando mi cabeza se voltea sobre los zapatos oscuros y descubro que lo más maravilloso que puedo vivir está en mi mente misma, porque el mundo está resignado a ser plano o morirse en un terremoto de hielo blanco.
Tal vez los asesinos ya mataron mi garganta con pimienta vencida, o respiraron sin querer en la ilusión.
Quizá los asesinos siempre van con el reloj, o son como la membrana que siempre está casi en los lados del desarrollo inevitable, no siempre plausible, no siempre inevitable, no siempre siempre dado.
Ahora, que vuelvo sobre aquellas arruguitas de las membranas (cosa rara de la piel) limitantes del plasmático motivo, vivo un día como otro más, como otro menos, particular e igual.
Rana, lengua,aguja y planta. Lago, atardecer, azul metálico. Como serpiente en estado de obesidad disfruto una visión inapelable de un atardecer con "gegen" que palpa la energía JII, en medio de la grasa y el perjucio organísmico de un universo específico y limitado, dentro de una irracionalidad sin huellas de plástico.

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