miércoles, 28 de julio de 2010

Destino frío y desolado. Ser olvidada como solamente yo puedo serlo.
Seis meses en traslación solar no soluciona el problema de las fichas del rompecabezas.
El futuro no consta entonces de partir del mundo como todos aquellos que aman.
De partir como quienes odian, piensan, escuchan, disfrutan, respiran.
Partir sin haberse ido es desconcertante y atroz.
Partir sintiendo haber conocido dentro de una pesadilla feroz.
Y los párpados permanecen dispuestos a posibilitar la vista hacia el tapete, mientras detrás de los árboles, atravieso el laberinto que afortunadamente no es ningún ataque de pánico, es un recorrido inmundo y escazo.
Siquiera no todos pierden el sustento, siquiera no todos permanecen en soledad cuando a lo lejos se encuentra un universo plagado de compañía apreciada. Cada célula y palabra forman delicadamente aquella figura social, que se asemeja más a lo que anhelo ser en una dimensión desconocida que a lo que pretendo atar a mi cabeza de menos de diez centímetros de grosor.
Y cuando el viento me ha dicho que ya es suficiente, que pegue mis dientes a la tierra de otoño, descubro que mi destino, ese frío y nada repentino, se ha formado con el mismo aliento que un día le regalé al aire, y que sin darse cuenta o saberlo lo tranformó en una bestia sin corazón.

1 comentario:

Gerardo Bermudez dijo...

So good! Love the ending: my fate is shaped from parts of me! (perhaps not on ways I would hope for, but I'm part of it)