miércoles, 6 de enero de 2010

NO COMERÉ ARROZ CON POLLO (sí, claro)

Entre el reposo de las cobijas y la turbulencia de la almohada el futuro llegó a sus párpados, a sus oídos un grito horrible de agonía y desconsuelo.

Empezaba con la luz de la madrugada, con las espectativas de un día grandioso lleno de emociones desconocidas...

La lluvia sigilosamente llegaba a los charcos y emergía ondas a su alrededor...Los insectos jugaban a formar un arcoiris e intentaban organizar una coreografía perfecta con el murmullo de Thriller que aún se escuchaba en la ciudad



Al mediodía la obligaron a almorzar arroz con pollo, el tenedor llegaba automáticamente a su boca; eso no le agradó en absoluto, pero no sufrió pues quedaba toda una tarde para luchar por la libertad y no comer para vivir,coger la raqueta y usarla para remar en el charco que seguía llenándose y rebozándose de agua.
Arengaba a cada instante de su infancia y mediana juventud, mientras el sol se desplazaba y huía con prudencia:

No comeré arroz con pollo
No tragaré arroz con pollo
No más tenedor con arroz con pollo
No iré si me invitan a comer arroz con pollo
y destruiré el arroz con pollo
y lucharé para la libertad del alimento (si es preciso exterminando el arroz con pollo)
Pero que quede claro que:¡ NO COMERÉ ARROZ CON POLLO!




La tarde calló pusilánime, en absoluto silencio, y el charco ahora estaba quieto. Ella se miró en el espejo y fue cuando aquel sueño cobró otro matiz. Los insectos repudiaban ya dormidos y flotaba su materia ya sin ser, su zapato gris se detenía, saltaba y evadía aquel gran charco para tomar el té. A los treinta todo era igual pero oscuro, sin euforia, sin ganas de volver. El día comenzaba a apagarse, el crepúculo a nacer. La lucha para la libertad había sido olvidada, había traicionado a su pequeña alma, pues ahora su cerebro era más "humano" y comía arroz con pollo justo antes del atardecer, sin lamentos, sin perder la calma, solamente usando la servilleta alguna vez.



En la noche un ataque de rinitis como a los sesenta el surgir de la enfermedad ¿dónde quedó todo el compromiso? qué trágica, qué basta soledad a pesar de que mil sujetos la acompañaban, mil sin nada qué decir, sueño marchito lleno de desiluciones, arroz con pollo para hacerla dormir. Un nuevo día comienza para volver a surgir, y en la misma madrugada otro corazón deja de latir..todo está solo y frío...



Es un sueño, una visión, distorción, tal vez ficción... y en el desapego habita su dulce voz, que olvidó al despertar en la mañana y recogió para esconder bajo el sofá, cuando en la tarde la esperaba el té, la servilleta y el azar. ( azar que era arroz con pollo, sin estar ni un poco fuera de lugar)


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