LOS OJOS ROTOS

-Luisa, yo quiero, por favor, de verdad lo quiero, quiero hacer las palabras de mi grado. - Toda mi vida dependía de ello, mi sueño más profundo, mi única alternativa para saber que tenía un futuro con las letras, qué triste sería que una gran filósofa o escritora no hiciera las palabras de su propio grado. Mi amor hacia el colegio, sus profesores, sus alumnas ,tenía algún sentido por el simple hecho de proyectarme en la tarima hablando en la mejor poesía en prosa, poesía del alma, del pensar íntimo y profundo.

- Me gustaría que las hicieras, pero toca decirle a Vanessa.

Ella me miró con cierto "oscurantismo" en su mirada. Supe que tal vez no iba nada maravilloso después de descargar su energía repelativa sobre mi cara llena de impurezas, sobre mis ojos brillando y ahora rotos. (sí, mírame a los ojos rotos, pronto, mírame a los ojos rotos).

- A mí me gustaría que lo hiciera María José.- dijo seriamente...mi mundo dio vueltas como si ahora estuviese asfixiada en una bolsa que limitaba mi respirar exitoso. Luisa Carolina quería que yo hiciera las palabras, pero Vanessa no, para ella la participación de 3 años en la emisora valía más que unos ojos brillando, un alma que perdía su baja densidad para volverse espesa, refundirse con el resto de estiércol.Y en mi mundo yo estaba en un altar, pero a los ojos de otros era tan solo una más, una de las tantas con virrete y toga larga. Cedí, porque la razón es más poderosa que el corazón porque la parte basal derecha es una fiera con mi cuerpo.

Pero el vacío se incrustaba en cada caminar, en cada respiro, era una agonía interna que nadie comprendería, mi única oportunidad frustrada para siempre, lloraba...nadie entendería mis razones, ya no quería al colegio, me sentí tan irrelevante, me sentí tan triste, como si fuese el peor día de mi existencia. Era muy importante para mí, entonces, cuando me miré en el espejo asquerosamente impura con ojos rotos, muy rotos, quise repetir once, no quise graduarme, no quise nada, y todos los malos cierres venían a mi cabeza. Me sentí completamente irrealizada, como una pata de paloma cortada en medio de un jardín de flores sonrientes y de hermosos colores, con virretes que lanzaban hacia el cielo tras el techo, con sonrisas naturales y yo...después de demostrarle al mundo que era una idiota, después de no saber hablar ni explicar por qué soy tan bruta. Después del sinsabor por perderme de los dioses, de sacar una mediocridad en el ICFES, ser vaga hasta el final,ser inacapaz de seguir el capricho inargumentado de estudiar literatura en la Nacional, de obviar mis impulsos de ir a la casa de Alex y decirle oye....¿lo lamento mucho?, me sentí enterrada en mierda y todos tratando de pasarme la mano para sacarme del hoyo, pero yo al tomarla y estar afuera me volvía a inundar en la bazofia eterna de una vida sin sentido y malograda. Después de llegar a casa me ahogué en un sueño forzado y no me despedí de quienes me ayudaron a sobrevivir en los últimos meses con la guitarra y sus sonrisas inefables para mi cruda alma...es triste no cerrar los ciclos como se debe, supongo que mi vida es así de nuevo......mírame a los ojos rotos rotos, igual que cuando me dices que mi universidad es una chanda, igual que cuando me digo que no saldré por no hacer un esfuerzo...que todo será plano y no seré la mejor escritora de todos los tiempos, sino una niña tonta que escribía en su diario quiero crecer 3 centímetros para ver al mundo diferente...una psicóloga que monta en taxi y se va a limpiar el piso, y deja muestras de chicle!!!!!!!! igual que cuando me miro al espejo y veo un fastidio, mírame a los ojos muy rotos. Y ahora entiendo por qué cuando todos me miran tienen que ver hacia abajo, pues allá estoy, muy en lo subterráneo con ojos partidos...pequeño desperdicio vital.

Tal vez ya es tiempo de aceptar que las estrellas no giran a mi alrededor...qué genial sería estar feliz porque lo más adecuado sucede, así no sea como lo es en mi pensar, qué genial sería asumir las consecuencias de mis actos como si de tomar un vaso de agua vital y refrescante se tratase, aceptarme tal cual soy como agua, y querer los ojos rotos.