Todo ocurrió muy rápido, fue leer algo que me llevó a la locura.
Fue perder mis recuerdos, mi futuro, y las lágrimas no salieron de mis ojos por más de que las provocaba, no podía llorar, así quisiera hacerlo.
Entonces los pájaros a mi alrededor se disolvieron tras la simple escucha cerebral: ya no soy nada, y nada no hay nada.
Pasé durmiendo y me gané una tortículis a cambio, luego unas tijeras me pasaron por la cara y ahora estoy más vieja que nunca.
Todo fue muy rápido y no tiene explicación, sólo puede compararse con la nostalgia de dejar un colegio por siempre o de mirarse en un espejo cuando se espera ser lechuga y ver a una papa frita masticada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario