Espero a que sus ojos se enfoquen en mi mirada.
Una mirada lenta que nunca llega.
Miradas que solo son voces y gritos
Miradas a los celulares, que se ocultan debajo de la mesa
cuando intento hablar.
Espero algún día enseñar algo
Hacer crecer sobre el aire y la nada la comprensión y el respeto.
Y no desde el grito y la intimidación corporal.
Exigir un poema cuando yo misma no lo escribo. Cuando yo
misma como tostacos, en lugar de ser una artista que da vueltas en el aire y
con gracia cae sobre el papel y la palabra.
Cómo exigir respeto cuando yo misma atento contra mi cuerpo
y bajo la voz en los transmilenios, y guardo silencio si soy violada,
ultrajada, si se me trata mal.
Cómo exigir respeto, cuando este mismo no parte desde
adentro.
Cómo pensar en empatía, cuando a veces solo anhelo desde el
alma que el otro se diluya en las inmensidades de la ciudad, y permanecer por
siempre sola en un cubículo de vidrio; llorando porque estoy sola, pero a la
vez agradeciendo que la sangre no corre por mis venas de la manera que lo hace
cuando los tengo cerca.
Cómo exigir que se me escuche cuando quiero ser olvidada en
un parpadear. Cuando pienso y recreo la futura escena en mi cabeza de las
cortinas en la mañana corriéndose, y del pequeño cadáver colgado en el armario.
¿Cómo exclamar entonces que todos somos parte de un sistema? Cuando las
consecuencias económicas y afectivas sobre el final de mi vida parecen tenerme
sin cuidado.
Cómo soñar con camaradería cuando a duras penas sé lo que es
una amiga lejana. Y cómo exigir soñar, cuando día a día, desde mis más simples
acciones, no logro salir del libreto establecido.
No sé cuánto duraré entonces. Si a simple vista todas las
sesiones son relajo, gritos, maquillaje, blasfemias y descontrol. Y de fondo,
hay solo alguien que pronuncia palabras, mentiras, como es todo lo de los
humanos, por más que padezcan de este problemita de sinceridad que aqueja a los
grandiosos. Alguien que pronuncia palabras mentirosas sobre el respeto, y que
sueña que con tanta mentira, todo esto finalmente se vuelva retahíla de todas las mañanas, y sin pensarlo,
de pronto, alguien ya no quiera suicidarse más, y el otro, le pida al vecino
que haga silencio por favor, sin gritarle.
Y al final, todas las noches, y en los carnavales, cuando lo
reprimido sale a flote, entonces los débiles nos matemos y los otros se ataquen
con cuchillos y puñales. Y Dios desde arriba sepa que todo lo ha hecho
perfecto.
1 comentario:
y si tu voz siempre me llega como un viento que sopla fuerte hacia las velas que lleva mi barco. te queria leer y te encontre justo hoy como si supiera que estabas alli haciendo lo tuyo. siempre es bueno leerte.
Publicar un comentario