sábado, 19 de diciembre de 2015

Malena

Te has olvidado de mí.
Finalmente desechaste aquello.
Mi matrimonio, no piensas, no te importa.
Lo mejor que puedes hacer ahora, y mañana, y esta noche, y ese amanecer de las 12,
y cuando las campanas suenan,
ese llanto de María Angola...

Ni una pizca de mi nombre pasa por la saliva en las comisuras rotas de los labios secos, que unas veces dijeron...

Mi hija, ¿cómo se llama?
Ella
¿María?
¡Malena!

Malena Inca.

Malena, Malena, Malena.

María Helena en María Angola.

No dices mi nombre, ni siquiera lo recuerdas, porque se ha perdido en los susurros de unos dedos cenizos ya arrugados.

Deja de tumbar hierbas en mis cabellos olvidados.

Esta noche la cita es Malena.

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