martes, 10 de enero de 2012

DICIEMBRE

Siento una distancia infinita
de la melopea a la anorexia.
Inanición impertérrita,
pusilanimidad ahora y siempre.
Costillas desapareciendo de su estado,
incrustándose en sus rodillas
arrebatadas de estrías
indolentes
miel inerte.

Con los labios absurdos de reminiscencia uterina,
corporalidad material desgastada...

Cómo extraño las curvas del violín que se baña en pañuelos húmedos de vino.

Me desgarro
en medio de la realidad tajante
del sonido de urracas.

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