Es que no sé cómo emergen los personajes de esta visión, describirla es como luchar con una hormiga que se sube a las fotocopias y que no pretende despegarse del papel recién horneado.
Sin energías cerró fuertemente sus ojos rojos y adoloridos
Pensaba que el mundo no tenía sentido y que por eso tenía que inventarse razones mientras aguardaba pacientemente.
Esa verdad sobre las cosas liberaba su pensmiento, que buscaba encarcelarse de nuevo.
El florero era su fuente de tinta, con la que lavaba el suelo, mil veces o un poco menos, para darle sentido a su mundo.
Cuando había logrado un nuevo encarcelamiento, en donde el agua del florero era la luz de sus días, satisfacción recreada cada vez que ensuciaba el suelo, llegó la otra .
Se olvidó de que en algún momento sencillamente la aguardaba con ansia en su respirar y suplicó cinco minutos más para seguir llenando el suelo de agua, de tinta imaginaria de florero.
De cuántas cosas nos convencemos.
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