Adiós

Me uno al canto de las voces que dejaron de ser niños.

Atrás las sonrisas que endulzan el paladar, adiós a las muñecas tristes y pintadas.

No ha sido fácil crecer, conocer, saber que formalmente ahora soy yo, ya no una responsabilidad, ya no una cosa que formar, ahora algo con forma que se le ha olvidado hablar.

Sentir que todo este tiempo las personas que me han amado han estado tan cerca de mí, cómo me llena de nostalgia los ojos, cómo grita mi corazón de agradecimiento.

Qué vacío es escribir todo esto para lo que siento, porque siempre que cerré mis ojos y los abrí en mis cumpleaños infantiles mis padres estuvieron allí, diciendo feliz cumpleaños Ana María, y como niña sonreía y todo pasaba y ya, como si en realidad las cosas nunca fuesen a cambiar.

Mis amigas de la infancia, aquella que entre cuadernos y loncheras jamás parecía disolverse...ellas siguen estando ahí, pero cada vez la etapa ´se encuentra más cerca del oído para decirme: morí.

Los adultos se aferran más a las cosas y ya entiendo por qué...piensan que lo que son es lo que aman....................... y adiós a los video juegos, ya no los quiero jugar, sentir que ya no siento de la misma manera y desigual.

Soy el mismo adulto que planeron mis papás, aquel que se sienta en la mesa a comer con el tenedor y no a usarlo de guacharaca en el salón de los juegos, dentro de una cabeza sin canas y piojos.

Soy el mismo adulto que me hicieron ser, el que estudia compulsivamente para su sopa poder oler, el que cree amar demasiado, sentirse en el mundo bien, una manzana perfecta a punto de podrirse en la quietud de su espacio.
Que adulto tan extraño y a la vez tan arraigado a la igualdad
Que adulto que en realidad fue el niño más sagaz.
Mis lamentos internos me llevan a la armonía con el universo, haciendo una tertulia breve entre mis letras y el último aliento de la juventud cada vez más apunto de acabar.