LENGUA CORTOPUNZANTE

- Gregoro Freedock ¿ Acaso no sabes quién es él?
- No.- Respondí cortante, usando mi afilada lengua que ahora empezaba a lastimarme el paladar.
- AAAAAAAAAAAH ¡ pero es el centro del mundo! ¿Cómo no vas a saberlo?
- Simplemente no lo sé ¿sí?, porque a diferencia tuya tengo mejores cosas que hacer que pasar mi tiempo libre leyendo el profeta o hablando con los chismosos superfluos que no encuentran en su cabeza algo más interesante que el asqueroso y fastidioso deseo del chisme- De repente me detuve en seco, mi lengua volvió a tomar la forma de siempre, ya no me picaba, no me cortaba.
Respiré un rato y Myrtle me miró indignada.
- Los colores de tu rostro ya no son los mismos.
Me quedé en silencio ¿qué sucedía? . La odiaba, pero a la vez le tenía un miedo infinito, que me ahorcaba cada vez que se sentaba junto a James Potter bajo la sombra de los árboles.
- Myrtle, yo no sé qué me pasa es como si el odio me carcomiera por dentro.
-Jajjajajajajajajaj ¿asustadita? Yo sé perfectamente lo que te pasa, pequeña analfabeta.
- ¿Analfabeta?
Entonces recordé que no era capaz de leer, cada vez que intentaba leer algo las letras se convertían en serpientes y reptiles que tenían el rostro de mi amado Severus. La vista se me nublaba y tenía que tirarme al suelo a pegarme desesperadamente en la cabeza.
Cogí mi varita, estaba temblando. Myrtle sonreía sobrevolando mi cabeza.
Mi lengua volvía a lastimarme, era como tener una navaja con vida ahí adentro.
AUCH AUCH AUCH.
-LILY EVANS, LILY EVANS- Salí del baño gritando su nombre-¡¡¡LILY EVANS, LILY!!!
Ahora mi boca se incendiaba y hasta sentía una cascada de sangre, pero por más que intentaba escupirla no se iba, no se iba
- Lilly- Dije finalmente al verla caminar en linea recta y detenerse finalmente. Ahora me miraba con curiosidad temeraria.
Entonces corrí hacia ella y la hice caer. Los libros volaron por los aires y yo la mordí, y le clavé mi lengua en el brazo. Ella casi muere del asco. Una niña de mi casa, llamada María ( un nombre nada usual) me aturdió...
Percibí un olor insignificante y asfixiante. Había vapor a mi alrededor. El techo estaba quieto por primera vez en muchos días. La lengua me ardía. Empecé a toser desenfrenadamente y la cascada de sangre volvió a visitarme. Era desesperante ¿por qué tenía que sucederme todo esto a mí?
A pocos metros de distancia la figura de una chica zanahoria casi flotaba sobre una camilla.
- Señorita Lechuga.
Quise moverme y tratar, aunque fuera en vano, de escupir la sangre. No pude.
- Responda con sinceridad las siguientes preguntas. ¿Qué le ha hecho a Lilly Evans?
Mi voz sonó robótica y aburrida.
-Le he enterrado la daga indestructible señor.
En realidad la que hablaba no era la verdadera yo, era otra persona rara. Nunca supe exactamente qué ocurría.
-^¿A qué daga te refieres?
- Aquella que nace con el pasar de los días, con el odio reprimido, con la olla de presión, con los pájaros dormidos. Más poderosa que las zarpas que queman.
El sujeto permaneció en silencio.
-Profesora Macgonagall, ¿ Acaso no sería conveniente dejar hablar a Lechuga consciente?
Ella puso su sombrero en la posición que acreditaba una mujer con porte.
Justo cuando iba a decir que sí, o eso supongo yo, Lilly se paró de su cama.
- Ya me encuentro bien profesora. Esa niña es muy rara.
Todo daba vueltas y no llegaba a nada. No sabía lo que me estaba pasando, estaba capturada, la sangre me invadía y Lilly estaba viva.
Severus entró en la habitación.
- ¿Lilly estás bien?
- Sí Severus.
- La daga Severus, la daga, recuérdalo- Dijo mi aburrida voz.
Entonces me miró con unos ojos que jamás me había dedicado. Dos luces que en realidad se interesaban en mí.
Los maestros observaban la escena en silencio, sin saber qué posición adoptar.
Estaba desesperada y quería salir.....me fui, ya estaba lejos de nuevo Al parecer había sobreperdido la conciencia de nuevo.