Era como tener por cerebro una gran masa de plastilina esparcida por más de un niño a la vez. <¡basta!> pero eso no era suficiente para detener el dolor tan pedante que sentía.
- Ella no es otro ladrillo en la pared.
- ¿Cómo que no?- preguntó la voz de Severus.
- No lo es. ¿por qué? Porque está enamorada de usted, es simplemente eso.
- ¿Cómo puede existir la daga dentro del amor?
- ¿A qué se refiere Snape?
- Casi asesina a Lily Evans. Sólo alguien que realmente odiara a sus semejantes tendría en su boca el privilegio de un arma cortopunzante. Por lo que no me ama. No podría exisitir el amor dentro de ella ¡Tuvo la daga en su boca!
- Severus, severus. Tantas cosas que aprender…el amor trae consigo algo más que estupidez.
Mis ojos empezaron a abrirse lentamente.
- ¿Acaso no odia usted a James Potter?
- Eso no viene al caso. El señor tenebroso espera nuestra respuesta.
- ¿Acaso no lo odia porque ESTÁ EMBELEZADO CON LA SANGRE SUCIA?
Vi como Severus salía rápidamente de la habitación verdosa en la que ahora me encontraba. Se volteó y produjo una gran ráfaga de aire, impregnada con el olor de su desgastada y fúnebre túnica. Sus rasgos denotaban fastidio, repulsión, crueldad, ganas de escapar, misterio e infierno.
- Al fin despiertas, gran Bazofia que casi arruina mi plan. Asquerosa gonorrea
Un muchacho alto de aspecto grotesco y petulante me escupió en el rostro. Estaba atada por fuertes cadenas a una tabla. Miré hacia abajo y…
y….
y….
y….
Ya no tenía pies, en vez de ellos ahora se encontraban dos dagas afiladas. Estaba asustada, aterrorizada, incómoda, indómita, reacia ¿Qué más les digo? QUERÍA MIS PIES DE NUEVO, QUERÍA A SNAPE, QUERÍA MI CARA LIBRE DE GARGAJOS!!
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