miércoles, 18 de junio de 2014

Trata siempre de escuchar las palabras lejanas.

Es el último día.
Todo parece deslizarse como un reloj. Que vivo.
Cruce, puntada, punto de cruz, sube, baja. Izquierda y derecha. No significa que Dios exista o no. No podré comprobarlo, espero que no. Con todo el corazón espero que no.
No olvidaré mis principios. No quiero llegar. No quiero.
Sigue escurriéndose, como una gota de agua en el vidrio decantada después de cerrar la llave.


Al fin, cuando la toalla me toque y el agua herede en mí, entonces podré pensar  en las cosas de manera diferente.

Y lo mejor: sin pensar.

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