viernes, 3 de junio de 2011

TERROR Y ESPANTO

Vuelvo sobre mi miedo ahora que retomo los documentos.
pienso en un mínimo instante:
¡qué bonita es la vida cuando se transgrede la "realidad"!
Observo sin más en retrocesos mentales
Distorsiones que enaltecen y/o empobrecen las cifras de un informe, incluso un poco menos desviado.

Caprichos.

Repiso, Rementeo... mi falta de poder de decisión de nuevo.
Y reitera en mi cabeza y en mis manos cierto espanto.
Tiemblo.
Agarro el documento de nuevo.
Lo abro y lo giro tres cuartos: miedo, terror, escalofrío, incomodidad, problema, ambigüedad y ...¡espanto!
  Lo cierro de nuevo desesperanzada y los zapatos empiezan a querer revelarse.
¡Quietos, hay que comportarse en una sociedad donde una goma de chicle es sinónimo de...¿asco?! No nos iremos a ninguna parte, no saldremos por la ventana que está abierta ni por el techo del baño roto y libre, así lo queramos (¡qué falta de poder de decisión!).

Espero en la sala de espera, sigue la sala, una planta verde hambrienta y nauseabunda en un rincón.

Espera mi maleta roja, que inocente aguarda su última estadía tranquila.

El documento sigue ahí.

Se abre la puerta, como si fuera habitual todo, recuerdo entonces que en realidad al universo le es indiferente mi terror.

Y la profecía se cumple del modo más ruín, frágil y llano que pueda concebirse.

Miedo y espanto, miedo y espanto.

Qué bueno que aún mire el techo de mi habitación en silencio cuando es de día, tarde y noche.
Pero el documento...
 él continúa persistentemente en pie, ladeado un cuarto, para que yo lo voltee tres cuartos.

Y se revive el terror y espanto de la imagen mental en donde soy consumida sin querer serlo (¡qué falta de poder de decisión!)

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