domingo, 31 de octubre de 2010

un rato




Seguramente en mi mundo había solamente cuatro paredes y un columpio para mirar de vez en cuando los espirales, pero finalmente yo regresaría a dormir observando cuatro esquinas; observando sin verdaderamente observar.
Cuatro rincones de noventa grados, en tercera dimensión y aún me delito con las planicies.

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