Tan insulsa en mis palabras como una suma prosádica en toda la simplicidad de su existencia elemental.
Tan carente en fortaleza, tan lejana a la perfección como la grasa mecánica del carro al caminar.
Tan dañina y destructiva con la idea propia de autenticidad, como la uva pasa que hizo al niño vomitar, vomitar hasta perder su conciencia, su sentido innato de estabilidad.
La caminata del carro no es con pies ni con delantal , ni con sumas, ni con proceso alguno somáticosensorial.
La trayectoria es pesada, como a un cuerpo arrastrar, como a una mente siniestra aún sin desarrollar.
La comida masticada roza mi paladar, masticada por el tiburón estatal, también autómata hipocampal.
La agonía que me envuelve se considera natural, inmanente e inherente a un problema existencial.
La vivencia me es muy grata y hay veces me hace llorar, me contemplo en pensamiento como un mugre siniestro que llegó al citoplasma, sumergido e infectado por aquel líquido gelatinoso que aniquila mis ideas, la esencia que no existe, lo que me hace ser Acné Prosádico en una Caja Hermética.
Hermética en el proceder de sus pasos carriales y motores.En su voz radial circunspecta al pacto social.
1 comentario:
Hola, tiempo sin saludarte, voy a procurar leer por aquí mas seguido.
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