martes, 17 de marzo de 2009

MORIBUNDA EN LA MECEDORA

-Mami ¿por qué come cebollas?
Ella no supo qué responderle, o más bien cómo hacerlo.
-¿Qué le pasó a su cabeza?
Y un rayo helado le recorrió la piel.
Lejos en la meCedora ella se encontraba, tenía miedo, ella no era como Ernestina.
La cebolla hacía llorar sus ojos, pero no habría diferencia si el vegetal hubiese estado a un kilómetro de distancia.
Se volteó lentamente.
- Ernestina, no te lo han dicho.
No era una pregunta.
-¿Qué te ha sucedido?
-Sucede que en un mes ya no comeré galletas.
-¡Pero ahora vienen con menos de 3 calorías!
- Ni porque me hicieran adelgazar 5 kilos podría Ernestina.
-¿Por qué?
- Tina, Tina, querer no es poder.
Veinte lágrimas, una en la cebolla, dos en los ojos de la madre de Ernestina y el resto en ella, la muchacha de las cebollas, raquítica y chupada.
Sin embargo, aquella cabeza sudorosa con olor a cebolla comió galletas treinta días después.

sECO Y REPENTINO, así es mi raciocinio (cinco minutos de enajenamiento por la muchacha del cáncer, anorexia, cebollas, pelo corto y grasiento que sobrevivió por Ernesrtina)

1 comentario:

Anónimo dijo...

WOW sin palabras