viernes, 12 de diciembre de 2008

EL DE SUS GARRAS

No me entienden cuando lloro en la cabeza
ni comprenden mis imágenes mentales.
Me descubren con las manos en mi cara
y ellos piensan que he pensado absolutamente nada.

La maizena que se enreda entre los dientes es bastante o un poco más demente,
que Alemania cuando cree ser real.

Mil luceros se opacaron en lagunas y la luna hoy brilla con demencia.
Tu sonrisa es un poco de clemencia con la niña que llora hasta en la cuna.

Y mis manos se juntaron a tus ojos, y tu córnea jamás salió volando, sólo escurrió su último peldaño al encontrar al bebé distante de sus brazos.
Porque aquel ser infeliz, el loco de Alemania, la niña de la cuna, las manos de mi cara...no eran precisamente el adn de tus labios, no eran la ropa que tejiste a mano, no era la carne de tu carne ni el frío de los lagos, ni mil estrellas volando en altamar.
ESE loco no era tuyo, ese loco es de sus manos, de sus labios , de sus garras, del visturí que ha crecido hasta formar la celulitis, hasta las imágenes mentales, frontales y distantes.
Fin.

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